6 de febrero de 2021

Para eso hemos venido

 

Evangelio de Marcos 1, 29-39   

En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama, con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la tomó de la mano y la levantó. Y la fiebre la dejó y se puso a servirles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y poseídos. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían no les permitía hablar.  Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron: “Todo el mundo te busca”. Él les respondió: “Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he venido”. Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios.


                    Sanación de la suegra de Pedro. Iglesia del Stmo. Salvador en Chora (Estambul)


                                  
Es propio del hombre dejar hacer; es propio de Dios hacer.

                                                                                               San Ireneo

Todos necesitamos ser sanados, porque todos cargamos con sombra de muerte, y esclavitud (nuestra condición limitada, en la representación de este mundo que ya pasa). Pero Jesús nos trae la Buena Noticia que es Él Mismo. Cuando Lo reconocemos nos unificamos y vemos nuestra verdadera identidad, lo que estamos llamados a Ser. Si estamos atentos a Él, somos tocados, levantados, liberados por Jesús, Cristo en nosotros.

Entonces, dejamos de sentir ese deseo de atrapar la Verdad, como algo que está fuera y necesito conseguir para calmar mi sentido de carencia o de inseguridad. Si cada día me miro en Aquel que es Camino, Verdad y Vida, y Le encuentro dentro de mí, ¿qué otra verdad puedo querer? Le digo: “Señor, que entienda lo que Tú quieres que entienda, si es que crees que hay algo que deba entender. Me basta Tu presencia y este silencio, tan lleno de sentido cuando suelto todo menos a Ti. Y a Ti también Te suelto cuando me lo pides, y me quedo colgada sobre un abismo que ya no temo, porque sé que si caigo, en el fondo estarás Tú, siempre de nuevo”.

Comprendemos entonces el valor y el poder sanador de la oración de intercesión, que extiende la misericordia y la sanación del Señor a los que la necesitan. Me recuerda a la meditación del amor y la compasión de las religiones orientales, con una gran diferencia: no es mi amor, ni mi compasión, tan pobres y limitados, lo que extiendo y reparto, sino los de Jesús en mí, el Hijo de Dios, que todo lo hace nuevo.

En el inicio del pasaje de hoy, Jesús ora, y al final, también ora, siempre está en oración mientras sirve y cumple la Voluntad del Padre. “Sosiégate y sabe que Yo Soy Dios” (Salmo 46); lograr la calma y conocer a Dios, no tenemos que hacer nada más, sintonizar con la Voluntad Divina, saber que Jesucristo es el Señor, vivir en Su Presencia y dejarle hacer, porque Él nos sana y nos libera hoy, como hace dos mil años en Galilea. Cuando lleguemos al abandono total, todo estará hecho diasdegracia.blogspot.com.

Somos enfermos, poseídos, dormidos, muertos, cuando olvidamos nuestro Ser verdadero y nos proyectamos en las experiencias, la siempre inútil búsqueda exterior, en el mundo del que no somos. Sanamos, nos liberamos, despertamos, resucitamos, cuando recordamos nuestro Origen y Destino, el Plan original de Dios para cada uno, y decidimos volver a casa.

Alma mía, recobra tu calma, que el Señor escucha tu voz… En el sueño, somos débiles, vulnerables, virtuales, regidos por el miedo a perder o a equivocarnos. Fundidos con Jesucristo, dejando que Su Voluntad sea nuestra vida, somos libres, fuertes, reales, invulnerables, pura abundancia que se expande, transparencia de la Luz, la materia iluminada. Sin miedo, sin deseo, recuerdo de Sí, olvido de sí. Porque el sí mismo es miedo, duda, conflicto, defensa, ataque, mentira; y el Sí Mismo y la vida divina que nos da es plenitud, unión, libertad, verdad.

        Hace años pasé un tiempo estudiando las teorías de Jean Pierre Garnier Malet. En seguida me di cuenta de que tenía algunos aciertos y planteamientos sugerentes, pero le faltaba lo esencial, referenciarlo todo a Jesucristo. Hoy sé que el Señor me iba preparando para poder recibir las Enseñanzas de la Divina Voluntad que dictó a Luisa Piccarreta, las definitivas. Todo lo anterior fueron senderos, a veces aparentemente equivocados, para llegar al Camino. En aquellos días de búsqueda, una mañana escribí, inmediatamente después de despertar:

"Me he dispersado, fragmentado en mil multiversos porque no sabía cómo hacer vibrar la nota que soy ni conocía la escala que vine a interpretar; me perdí en los intervalos... Busco mi nota: Jesucristo, Esencia Original, Meta inequívoca si hago la torsión que anula toda distorsión, el gesto que dibuja el eje vertical de la Cruz. En Él me integro, me reconozco y entrego lo disperso, lo incompleto, lo postergado, todas las proyecciones, al mejor de mis futuros, mi única opción, Jesucristo,  para que Él lo transmute, lo complete, lo convierta en combustible para el viaje de vuelta a Casa.

Porque lo que he hecho durante tantos años, tantos círculos planos en la experiencia, era cantar una y otra vez la misma canción. Es hora de callar, olvidar esa canción cansina, para entonar el Canto.

Los números de la dispersión y la lógica divergente de la protección, la defensa y la seguridad, se transforman en palabras, las palabras del canto, del cantar. Sólo canto mi cantar a quien conmigo va, decía aquel poema anónimo. El Cantar de los cantares; vida-muerte; Amado-sulamita, comunión de las aguas, Amor. Solo el Canto del Cordero, que Le sea agradable mi poema... 

Tarde te amé hermosura siempre antigua, siempre nueva, tarde te amé… La hermosura es Cristo, y amarle –nunca es tarde–  es olvidar la distorsión, la locura de creerme separada de Él."

 
Somewhere over the rainbow
El Mago de Oz (1939), King Vidor y otros
 

En El Mago de Oz, Dorothy junta los chapines por los talones tres veces. Entonces cierra el tiempo, esa apertura temporal que es la lupa de la distorsión, y regresa a su hogar. Antes, le dice al hada: parece mentira que sea tan sencillo. ¡Y lo es!

Vivamos en oración continua, en el silencio que nos reconecta con lo que somos. Sosegados, sabiendo que Él es Dios. "Choquemos los chapines" tres veces, para saber lo que estamos llamados a ser, de dónde venimos y regresemos  a Casa.


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