23 de enero de 2016

Año de gracia para la Vida


Evangelio de Lucas 1, 1-4; 4, 14-21

Excelentísimo Teófilo: Muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han verificado entre nosotros, siguiendo las tradiciones transmitidas por los que primero fueron testigos oculares y luego predicadores de la palabra. Yo también, después de comprobarlo todo exactamente desde el principio, he resuelto escribírtelos por su orden, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.
En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan. Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista. Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor.» Y, enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Y él se puso a decirles: «Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.»

 

             Entonces el hombre bueno llamó a Gawain, y le dijo:
-Mucho tiempo ha pasado desde que fuiste hecho caballero, y desde entonces nunca serviste a tu Creador; y ahora eres un árbol tan viejo que no hay en ti hoja ni fruto; así que piensa que rendirás a Nuestro Señor la pura corteza, ya que el demonio tiene las hojas y el fruto.
                                           La muerte de Arturo, sir Thomas Malory
 
Hace unos días, cuando me enteré de que David Bowie había muerto, me dije: tengo que hacer un paréntesis en los comentarios del Evangelio y escribir sobre él… El blog Días de gracia puede así volver a sus raíces: cultura, música, arte… Cómo no escribir, continué diciéndome, sobre alguien que me influyó tanto de joven... Enseguida me di cuenta de que, si no veía el trasfondo de estos pensamientos ilusorios, sería un ego escribiendo sobre otro ego… Porque así me vi en mi reflexión: cómo voy a disfrutar con este post, recordando su música, su arte, esa sonrisa de dientes descolocados que tanto me gustaba… Días de gracia volverá a ser un blog de arte.
 
Quería hacer un paréntesis en los comentarios al Evangelio, justo cuando se nos llama a anunciar el Evangelio, la libertad, la luz…, el año de gracia del Señor. Dejar la Palabra de Vida por palabras que el viento se lleva, por el arte subjetivo y efímero...
 
Qué ingenua, Eugenia, qué ingenua… ¡No ves que ya es un blog sobre la Palabra y el Arte! Solo ahora es verdaderamente un blog de Escritura y Arte objetivo. Solo ahora vale la pena escribir en él porque habla del Arte verdadero, del único Artista… Como nos recordó don Roberto en una de sus últimas homilías: quien no recoge con Él, desparrama. Y ya he desparramado tanto… Recoger con Él, dedicarle lo poco que sé hacer: escribir, mirar, leer Su Palabra, compartir hallazgos en el camino de regreso a Casa.
 
Quería escribir sobre Bowie y sobre esos dieciocho meses de gracia que le fueron dados cuando conoció que tenía cáncer y los quiso dedicar a su obra… Y el Evangelio de hoy nos habla del Año de Gracia y de la Obra. Bowie tuvo año y medio para culminar su obra musical y despedirse, muchos de nosotros tenemos aún un largo tiempo de gracia. ¿Qué vamos hacer con él? ¿Desparramamos o recogemos?
 
A mí no me han diagnosticado un cáncer, pero siento desde hace tiempo que hay que ir recogiendo, cerrando, culminando… Resolver, limpiar, dejar un buen testimonio de nuestro paso por la vida. Puede que siga por aquí un buen puñado de años, tres, doce, cuarenta.. (nada, en la inmensidad del universo, una brizna de existencia), pero tengo la certeza de que ya hay que ir recogiendo, que "se acaba el recreo".

A veces pienso en las huellas materiales que dejaría si me fuera hoy… Conflictos sin resolver, peso, lastre, líos… Otras veces pienso en mis libros inacabados; tantos escritos inéditos que debería tal vez ordenar, concluir, seleccionar y corregir para que no sea trabajo perdido… ¿Soltar, como Bowie, mis últimas canciones-páginas y destruir el resto?
 

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Miro los recortes de prensa que hablan sobre su muerte. Su última imagen: qué guapo aún, qué elegante, con ese paso al frente, aun sabiendo que se muere..., me dice la ingenua… Impostura en él, y en mí mirándole…, o, mejor dicho, postura, pose, gesto, pura virtualidad, como esas series de retratos con mínimas variantes que han aparecido en todos los periódicos. Con el rayo atravesando la cara, o con ademanes milimétricamente estudiados para conseguir un efecto. Tantas imágenes, su última imagen…
 
Y el pensamiento se me va a la imagen póstuma de otro hombre. Y qué hombre… La busco, la tengo en casa, enmarcada, siempre a la vista, para recordar cómo mira, cómo sonríe, cómo vive y cómo muere un hombre. Es Martín Martínez Pascual, un minuto antes de morir, fotografiado junto a los milicianos que le asesinaron, bendiciendo con la luz de sus ojos, demostrando que la muerte no existe para el que sabe vivir y morir.

 

Bowie necesitó 18 meses de esfuerzo para terminar una obra musical a los 69 años e irse. Martín Martínez Pascual apenas requirió un minuto ante unos verdugos ignorantes para culminar una Obra a los 26 años.
 ¿Qué quiero acabar yo? ¿Intento culminar una obra para el mundo, para seguir desparramando, o afronto de una vez la Obra que pocos emprenden y algunos acaban (muchos son los llamados y pocos los elegidos), y decido recoger con Él y solo con Él? Puede ser trabajo de años, recuerdo a Ana de Fanuel, a Simeón, a San Juan Evangelista, a tantos santos que llegaron a ancianos, o, como en el caso de Martín Martínez Pascual, o Dimas, el ladrón que “robó” el cielo con su humildad, pueda bastar una hora, un instante de gracia donde condonar tanta vida inútil, tanto desvarío, tanto desparrame como he ido acumulando. Ahora sé qué significa la palabra desparrame, des-parra-me, des-parra-mar. Que Dios me dé lucidez y tiempo de gracia, para comprender también y vivir lo que significa recoger, re-coger, re-coger con Él.
 
“Tan guapo y misterioso, Bowie…” ¿A quién le parece/parecía guapo? Ahora veo que era guapo y misterioso en lo lineal, lo cronológico, lo virtual, en el mundo del que no somos…. Lo mismo que su música, buena música, extraordinaria, en el mundo, en lo lineal, lo virtual, una música que solo alcanza la verdadera Belleza en los raros momentos en los que, probablemente sin saberlo, reconocía su verdadera esencia (algunos de ellos en www.diasdegracia.blogspot.com ), y ya no era lineal, cronológico, sino vertical, del que mira hacia arriba, del que busca en lo Alto su origen y su meta. Ni él sería consciente de estar dando rienda suelta a su anhelo de infinito. O acaso sí, acaso alguna vez lo fue a pesar de la pose, como en su estudiado Padrenuestro por su amigo Freddie Mercury. Porque lo primero que hice cuando supe que Bowie había muerto fue, como siempre que conozco la muerte de alguien, rezar un Padrenuestro, y le recordé arrodillado en el Estadio de Wembley.
 


                 
Mírame, estoy en el cielo, dice en Lazarus, una de sus últimas canciones… Ya te miro, David Jones. Te miro y te Veo, y tú te Ves por primera vez, libre de mechas y maquillaje, de poses y artificio, de gestos estudiados, ahora te ves a ti mismo, a cara y corazón descubierto; ahora lo comprendes todo. Qué pequeña te debe parecer tu obra a la luz de la eternidad, que insignificante tu vida, tu historia, como todas nuestras vidas e historias, ante la perspectiva de la eternidad…

David Jones ha muerto, viva David Bowie -me decía yo hace unos días- un post de música y arte, claro… Sé tanto sobre él…, me sé sus canciones, sus películas, su historia…, esto “me lo sé bien”…
 
Y lo Otro, ¿me lo sé? ¿Me sé lo Otro, lo Único?
 
Demostrar que me lo sé… Cuanto hay en el arte con minúsculas y en la vida con minúsculas de eso, de “sabérselo” y demostrarlo. ¿Qué me sé? ¿Quién se lo sabe? Nadie, nada…
 
Y recuerdo los versos de Gil de Biedma…
Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde,
como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.
 
Y vuelvo al Arte, a la Escritura, al año de gracia, al día de gracia que hoy, siempre es hoy, se nos concede… ¿Qué haremos? ¿Recoger o desparramar?

Y miro de nuevo esas dos últimas imágenes. La de Bowie y la de Martín, un modelo para los días de gracia que queden por vivir. El showman y el hombre. El hombre exterior, el virtual, el muerto, y el hombre interior, el real, el resucitado ya desde antes de morir.
 

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