27 de agosto de 2012

Hacerse como niños

             

Jesucristo con un niño, C. H. Bloch


             En aquella ocasión se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: "¿Quién juzgas que es el mayor en el Reino de los Cielos?" Entonces, llamando a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: "En verdad os digo: si no os convertís y os hacéis como los niños no entraréis en el Reino de los Cielos. Pues todo el que se humille como este niño, ése es el mayor en el Reino de los Cielos".

                                                                                                Mateo, 18,1-4

         
           Hacerse como niños, "pequeños" para el mundo: ya comprendo su sentido con mayor profundidad. Renunciar a la soberbia y a la autosuficiencia, reconocer que sin Él no podemos nada y con Él lo podemos todo. Dejar de valorar el mundo perecedero. Renunciar a obtener reconocimiento en el mundo para ser valorados en el Reino, donde no hay injusticias ni vanas competencias.
            Buscar el Reino y su justicia; todo va encajando; lo que haya de venir vendrá por añadidura, siempre que sea bueno para nosotros y para ese Reino del que ya formamos parte. Es como valorar el silencio frente a la música, por muy hermosa que esta llegue a ser. Cuando hemos penetrado en la belleza sutil del silencio y nos damos cuenta de su potencial creador, cualquier música sobra.
            Hacerse como niños es traspasar esa barrera que separa la vanagloria mundana de la realidad más plena y fecunda. Es dar un salto valeroso y decidido y avanzar confiados por el camino empinado, después de haber atravesado la puerta estrecha.
            Es haber sido capaz de lo que no logró el joven rico: renunciar a todo y seguirle.
            Y comprendo también el verdadero sentido de ser pobre de espíritu. En la dedicatoria de Los siete jardines místicos, escribe Paul Sédir, quien volvió a la Iglesia Católica, que llegó a considerar la mejor guía y custodia del cristianismo, después de un largo periplo por diversas escuelas, tradiciones y enseñanzas:
            Brindo estas notas a los Amigos, para que, al leerlas, aprendan a saborear el estudio atento, a fin de llegar inmediatamente después a la omnisciente ignorancia de los pobres en espíritu.


Ser como niños...
¿Qué puedes recordar de aquellos pasos
pequeños y seguros?
¿Qué, de la risa que abría huecos,
ojales de luz, en cada muro?



            El tener es la marca de nuestra incompletud. El no tener, en cambio, es el signo de una plenitud. La pobreza se convierte así en la participación del ser desnudo de Dios, que es sin tener.
                                                                                                            J. Melloni
                                                                                                   El Cristo interior, p. 51

2 comentarios:

  1. "¿Hay en vuestras pupilas rabos de oro,
    vedijitas, aún, incandescentes,
    de la gran lumbrarada creadora?"
    Dámaso Alonso.
    "A los que van a nacer"


    Como los niños volverse ...
    "epistrefein", "metanoein" para nacer de nuevo, para nacer de "anothen", de lo alto. Para que esa vedijita de oro tan enmarañada aún en nuestros ojos arda inmensa por todo el universo...

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  2. Gracias, Marco. Me sumo a tu hermoso deseo, acorde con tu alma, tan pura y generosa que no me hace falta conocerte en persona (persona, phersu, prospora, del latín, etrusco y griego,= máscara) para recibir y sentir su encendido resplandor.

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