10 de febrero de 2013

La Vocación de las mujeres. "No hay justicia sin igualdad".

                      
                                               María Magdalena, El Greco


            Hoy celebramos la Campaña contra el hambre. Con el lema “No hay justicia sin igualdad”, Manos Unidas sigue presentando los distintos Objetivos de Desarrollo del Milenio. Este año se centra en el Objetivo número 3: “Promover la igualdad entre los sexos y la autonomía de la mujer”.
Los textos que la liturgia propone para hoy, sobre vocación y seguimiento, no mencionan a ninguna mujer, pero sabemos que muchas mujeres fueron llamadas por Jesús y dejaron todo para ir tras Él con entusiasmo, como los apóstoles (Lc 8, 1-3).
Con qué intensidad debieron sentir y vivir el fuego de Su Palabra, para vencer las dudas, el cansancio, el miedo, la tristeza, y ser fieles hasta el final. Mientras los apóstoles, a excepción de Juan, abandonaron al Señor en la Hora más amarga, ellas se atrevieron a seguir Sus pasos hasta la Cruz.
            Acompañaron a la Madre en su terrible angustia (Jn 19, 25) y ayudaron a bajar y colocar el cuerpo de Jesús en el sepulcro. Por eso cuando, pasada la Pascua, iban a embalsamarle, fueron –somos– también las mujeres, en la persona de María Magdalena, la que tanto amó, las primeras testigos de la Resurrección (Jn 20, 14-18).

 

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