20 de abril de 2011

La Última Cena. Por Edith Stein


La Última Cena. Leonardo da Vinci
                          

               Mateo 26, 17-29;     Marcos 14, 12-25;     Lucas 22, 7-20;  


Conocemos por los relatos evangélicos que Cristo oraba como oraba un
judío creyente y fiel a la Ley. Que rezó las antiguas oraciones de
bendición, que todavía hoy se rezan sobre el pan, el vino y los frutos de
la tierra, nos lo atestigua el relato de su última cena con sus discípulos,
que estuvo dedicada al cumplimiento de uno de los más sagrados deberes
religiosos: a la solemne cena pascual, a la conmemoración de la liberación
de la esclavitud de Egipto. Y quizás nos ofrece, precisamente esta cena, la
visión más profunda de la oración de Cristo y la clave para entender la
oración de la Iglesia. La bendición y la distribución del pan y del
vino eran parte del rito de la cena pascual. Pero ambas reciben aquí un
sentido completamente nuevo. Con ellas comienza la vida de la Iglesia. Sin
duda, será a partir de Pentecostés cuando aparezca abiertamente como
comunidad llena de espíritu y visible. Pero es aquí, en la cena pascual,
cuando tiene lugar el injerto de los sarmientos en la cepa que hace posible
la efusión del Espíritu. Las antiguas oraciones de bendición se han
convertido en boca de Cristo en palabra creadora de vida. Los frutos de la
tierra se han convertido en su carne y sangre, llenos de vida. La comida
pascual de la Antigua Alianza se ha convertido en la comida pascual de
la
Nueva Alianza.

                                   Santa Teresa-Benedicta de la Cruz [Edith Stein] (1891-1942)



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