14 de abril de 2012

Dichosos los que crean sin haber visto



La incredulidad de Santo Tomás, Caravaggio


            ¾ Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.
            Contestó Tomás:
            ¾ ¡Señor mío y Dios mío!
            Jesús le dijo:
            ¾ ¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.

                                                                                                           Juan 20, 27-29



            Lo reconocimos y desapareció… Reconocer es conocer dos veces, una fuera y otra dentro. ¿Qué más podíamos pedir? Nos dejó su imagen y su voz, grabadas en el corazón, antes de desaparecer de nuestra vista.
Se quedó con nosotros cuando el día iba de caída. Se quedó para siempre, cuando ya atardecía en el paisaje del camino y en el paisaje del alma. Qué regalo nos hizo el Maestro antes de subir al Padre…
Aunque se fue, nunca se ha ido. Se alejó y nunca ha estado tan cerca. Solo el Hijo de Dios podía hacer posible estas aparentes contradicciones. Solo Él pudo hacernos tan libres, capaces de trascender esas paradojas en una realidad nueva. Solo Él lo hacía, lo hace todo nuevo, por amor.
Cómo ardía nuestro corazón cuando nos explicaba las Escrituras, cómo sigue ardiendo… Y cuando el corazón arde es por algo. Esas llamas y su luz han de ser compartidas para que no se apaguen. Hay que buscar a Tomás y a cuantos como Tomás no pueden creer lo que no ven, porque les ciega la soberbia de los ojos y la mente, los que aún no han comprendido que la bienaventuranza de los pobres en el espíritu se refiere a aquellos que han renunciado a todo y han encontrado Todo.
Tomás vio y creyó. Dejemos ver la hoguera de nuestros corazones, mostremos esas llamas de amor vivas, seamos verdaderos testigos, pruebas vivientes para los que, como Tomás, necesitan pruebas, certezas, confirmaciones.
Jesucristo resucitado ha salido a nuestro encuentro para acompañarnos en el camino, ahora que atardece. Y nosotros, renacidos en Cristo, salimos al encuentro de aquellos que han perdido la esperanza y caminan en penumbra, para encender en sus corazones la luz de la Vida, el fuego del Amor.


                                 TODO

Los héroes se convierten en budas con un solo pensamiento, pero a los perezosos se les entrega las tres colecciones de los libros sagrados para que los estudien.
                                
                                                                                                                             Sutra Vimalakirti


Lo que vemos: el cuatro por cien de lo real.
  ¿Cuándo mereceremos verlo todo?
    ¿Cuándo podremos ver?
  ¿Cuándo?
                  ¿?
Ahora,
si mira el corazón.
Dichoso el que cree sin haber visto.
Bienaventurados los pobres en el espíritu.


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